Alzar el vuelo
Imagen propiedad de El diván de Sofía
He dejado de llamar a quién ya no llama.
Me he olvidado de responder mensajes que me escribieron por compromiso, por cordialidad, porque "les sabe mal no hacer algo por mi".
Hace mucho que no hablo de lo que siento con nadie, hay quién usa en contra la información que les das.
Jamás voy dónde no me invitan.
Dejé de creer en las palabras cuando los hechos no las respaldaban.
Las canciones ya no tienen el nombre de nadie.
No termino de confiar en quién me pide que me quede, hay quién lo hace para después echarte.
Pillo las mentiras. ¿Qué quieres que te cuente? Tengo un radar. Las intuyo, las huelo y las aniquilo; y de paso también al mentiroso.
Cuando me hacen daño, me río. Querido, ¿Cómo te explico que ya hubo quién me las hizo de todos los colores? El diablo sabe más por viejo que por diablo y lo que no mata, te hace más fuerte.
Entendí que en ocasiones dar "más", no significa que te las vayan a devolver. Que jamás hice nada para obtener recompensa y por ello entendí que darlo todo es tóxico, almenos para mi misma.
Dejé de intentar animar y cuidar de todos para cuidar de mi un poco más.
Alcé el vuelo cuando descubrí a la persona que jamás me va a fallar al otro lado del espejo. Desde entonces, me preocupo menos y vivo más.
La persona al otro lado del espejo tiene una gemela, cuidado. Una no te fallará nunca y la otra será tu peor enemiga. Son indistinguibles, cuidado con lo que te dicen. Una quiere que evoluciones, la otra... que no progreses. Una es generosa y te comparte, la otra es egoísta y te ata a ella. Pero solo una de ellas sueña. A ésa, síguela.
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