Confesión nº1: "Se me pasa el arroz"

Imagen: propiedad de Internet

Confesión nº1: 

Siempre fui una niña con la cabeza en las nubes. Lectora empedernida de cuentos y creadora de mi propia vida. Fui diseñando lo que quería y lo que no. 

"No repetiré jamás ningún curso escolar" - Repetí cuarto de Educación Secundaria. 

"A los dieciocho empezaré la carrera y a los veintiuno la acabaré" - La empecé y a los dos años abandoné. 

"A los veinte conoceré a mi príncipe azul" - A los veinte conocí a alguien, efectivamente. Luego supe que los cuentos no existen, que los príncipes llegan y luego se convierten en lobos feroces. Así que seguí mi camino sola. Ya se sabe, mejor sola que mal acompañada. 

"A los veinticinco me casaré" - ¿Permites que me ría? Acabo de encontrar la imagen navegando por estos mundos de Internet y me acabo de dar cuenta que es una representación absoluta de lo que somos (o éramos) mis amigas y una misma. Veinticinco son los que tengo y puedo jurar que en mi mano no hay anillo ni lo habrá en bastante tiempo. 

"A los veintiséis tendré mi primer hijo" - Hago la misma pregunta que anteriormente. Creo que ya voy tarde. 

¿Con esto a que conclusión podemos llegar? La vida es para vivirla. Por mucho que hagamos planes nunca van a funcionar...de hecho me parece que eso es lo mejor y lo peor, a partes iguales, que tiene la vida.

Que no, que no se nos pasa el arroz. Simplemente no nos conformamos con lo que venga, queremos lo que sabemos que nos hará felices. La vida son etapas y cada persona evoluciona de una forma u otra. Diferentes. Ni mejor ni peor.